La transformación del hogar como espacio publico, habitado y activo, desde la perspectiva de la mujer que transita y construye este espacio, el cual, pasa a ser invadido por los medios tecnológicos y la comunicación de masas. A través de las prácticas artísticas y cuestiones relativas al movimiento ciberfeminista y sus acciones, observaremos como esas luchas hacen eco, se mezclan con los nuevos medios.
espacios compartidos
Esos momentos íntimos de la casa, que nunca fueron compartidos con otras personas, en la contemporaneidad ya están abiertos al espacio, o mejor dicho, al ciberespacio. Podemos destacar a Jennifer Ringley como la primera mujer a trabajar sobre las cuestiones del rompimiento del espacio privado de la casa. En abril de 1996, Ringley tenía 19 años, apenas era estudiante, cuando instaló una serie de 'webcams ' en su dormitorio del Dickinson College de Pennsylvania y las conecto a JenniCam.org. Durante estos años, las cámaras han acompañado la vida de Jennifer las 24 horas del día mientras realizaba todo tipo de tareas, desde lavarse los dientes en el cuarto de baño hasta ver la televisión o jugar con sus numerosos gatos.
Formatos como Gran Hermano están triunfando desde hace muy pocos años en TV, los diarios personales han revolucionado la Red y es rara la página porno que no tenga cámaras en vivo para ofrecer espectáculos eróticos. Sin embargo, Jenni (así la llaman sus admiradores) fue una de las primeras en 'vender' su vida en Internet, "como un experimento sociológico", tal y como ella afirma.
Lo que realmente pretendió con esta página es crear "una ventana en un zoo humano". "Mantuve JenniCam funcionando no porque quisiera o necesitara ser observada, sino porque simplemente no me importa ser observada", afirmó.
Siete años después de su apertura, uno de los sitios históricos de 'exhibicionismo casero', JenniCam.org, cierra sus puertas... y apaga sus cámaras. La venta de su vida en directo durante las 24 horas del día convirtió en su día a Jennifer Ringley en una celebridad, pero el 31 de diciembre de 2004, finalizó sus días.
Texto: Bia Santos